ARTISTAS MARCIALES EN TIEMPOS DE PANDEMIA: SU APORTE AL EQUILIBRIO DE LAS PERSONAS

Frente al aislamiento social dispuesto en el país, los practicantes de artes marciales le hacen frente al Covid-19, a través de las pantallas, con capacitaciones que trascienden el ámbito local, creándose incluso una red de apoyo a nivel global.

Es sabido que la pandemia del COVID-19 ha cambiado las prácticas sociales y cotidianas de toda la población, y aún sigue modificando nuestro modo de vivir. Las relaciones interpersonales -y sobre todo las intrafamiliares- se redujeron al mínimo intercambio producto el aislamiento social obligatorio dispuesto por las autoridades gubernamentales, dando como resultado efectos nocivos y perjudiciales a las personas, tanto a nivel social como psicológico. Sumado al encierro, la falta de actividad física y el stress que ello produce, se generó un combo explosivo en el equilibrio individual de las personas. Sin embargo, los instructores de artes marciales están brindando apoyo a mucha gente que sigue sus clases online, lo cual se traduce en un mejor sostenimiento de la salud. “El acompañamiento más grande, es a nivel humano”, afirman.

Walter Retein, maestro de karate de Villa Pueyrredón, expresa que “la pandemia nos cambió el terreno de combate”, pero que a través de las clases online le brindó a sus estudiantes “ordenar el ser, cuerpo, mente y espíritu”. Con sus más de 30 años de actividad en el Karate señala que a través de los encuentros semanales, vía Zoom o WhatsApp, se logró que “el aporte sea el mismo que en el Dojo (lugar donde se enseña regularmente), que es en la formación del carácter, la fortaleza y el conectar con una fuerza interior, un poder que desconocemos de nosotros mismos”.

Walter Retein, maestro de karate de Villa Pueyrredón

En ese mismo sentido se expresa Abrahín López, instructor de Whing Chung, arte marcial de origen chino, derivada del Kung Fú: “el aporte (de las clases online) es total y súper completo. A nivel físico, todos sabemos que hace bien, pero además llegamos a los puntos más profundos, tocando lo psicológico y emocional. La pandemia nos afecta a todos, por eso qué mejor cable a tierra que seguir practicando y evolucionando”. Con sus más de 60 alumnos regulares, que lo siguen virtualmente en sus clases, López se dio cuenta de la importancia de la conexión con sus alumnos, que desde el principio del Covid-19 no dudaron en seguir sus instrucciones a través de los recursos tecnológicos. “La pandemia nos obligó a compartir más cosas, que antes no podíamos valorar”, asegura.

Abrahín López, instructor de Whing Chung

En cuanto a la práctica con contacto físico, esencial en las artes marciales, si bien en las clases online es nulo, ha despertado la imaginación de los maestros, proponiendo ejercicios de repetición y formas que asimismo brindan su aporte, como lo bien lo explicó Diego Brasich, Sensei de Aikido, arte originada en Japón. Desde su casa, en Monte Grande, él trata de “buscar otras formas, jugar con la creatividad, tratar de ver cómo llegar a los alumnos y que entiendan”, a través de “cosas claras, concretas, como por ejemplo desplazamientos y posturas”. Y vaya si lo ha logrado, ya que desde el mes de marzo lleva impartiendo más de 70 clases, sumando también a practicantes de diferentes países, que han aprovechado el uso de las aplicaciones y plataformas online. “Gente de Chile, México y otros países están muy agradecidos por las clases, se despejan en sus casas y pueden ver de otra forma lo que nos está sucediendo”, señala Brasich.

Diego Brasich, Sensei de Aikido

Si bien ya antes de la pandemia muchos maestros alrededor del mundo gozaban de una cada vez más creciente relación e intercambio —redes sociales mediante—  cuando apareció el Covid-19 los instructores comenzaron a interconectarse aún más, a través de clases trasmitidas en directo, con los mayores exponentes de cada arte. Un ejemplo de ello es Proyecto Latinoamérica en Casa, encuentros entre maestros de karate, con la participación de cientos de estudiantes. Walter Retein, uno de sus impulsores, expresó su satisfacción con esa iniciativa, puesto que sumaron a maestros y practicantes de Perú, Chile, Uruguay México e incluso de los Estados Unidos. “hay mucha afinidad entre todos, estamos muy motivados”, subraya.

Un aspecto siempre muy diferenciador de las artes marciales, del resto de las actividades físicas, fue su filosofía, quizá hoy más vigente y útil que nunca, puesto que le añaden una cualidad al mero aspecto físico o deportivo. Abrahín López reconoce que a través de las nuevas modalidades de práctica online, se vio obligado a “investigar en mí mismo facetas que no manejaba, y que a veces uno rechaza” de lo filosófico. “Lo más importante es estar adentro nuestro, como seres humanos, tratamos de acompañar a la gente desde ese lado, con lo que nos conecta, que es el Wing Chung”, afirma. “Los alumnos se dan cuenta de que, pese a la situación, que es muy dura y larga, pueden seguir aprendiendo, encontrándose con ellos mismos; tenemos que ir para adentro de vez en cuando, estamos tan atosigados de información externa, de consumismo, que no nos deja ver más allá y la pandemia nos obligó”. Diego Brasich, en esa misma línea, rescata como enseñanza de la realidad que nos toca vivir, que “si querés ir rápido, tenés que ir sólo, pero si querés llegar lejos, tenés que ir acompañado, o sea que tenemos que estar juntos”. Walter Retein, además, sostiene que el aporte filosófico del karate los ayuda a protegerse del Covid-19: “necesitamos disciplina y corrección, estar más conectados y conscientes. En Karate, si no estás consciente, te comés un golpe, (por eso) debemos estás despiertos todo el día, ser serios”. “Estoy en el campo de batalla, no puedo parar a atarme los cordones, debemos estar conscientes del peligro, haciendo lo correcto, con la precaución necesaria y extremo cuidado”, resume.

Las artes marciales le hacen frente al Covid-19, a través de las pantallas

Este cronista pudo presenciar una clase online de aikido, donde más de 15 estudiantes seguían al pie de la letra, durante más de una hora, las indicaciones de su instructor. La rutina contempla un precalentamiento, ejercicios de pasos y rotaciones, movimientos de brazos,  caídas e incluso del uso de armas tradicionales japonesas, como el bastón corto y el bokken (espada de madera). El instructor observa, corrige en general y en particular a cada alumno. Terminada la clase, maestro y alumnos expresan su alegría, bienestar, un cansancio saludable y felicidad. Se agradecen entre sí, con la misma reverencia que lo hacían en el dojo, y prometen estar listos en pantalla, en la siguiente clase.  Toda una forma de convertir el encierro en sus casas en algo positivo.

Quienes estén obligados a quedarse y/o trabajar desde sus hogares y quisieran despejarse un poco, sumar actividad física e incluso incursionar en la filosofía de las artes marciales, pueden elegir entre múltiples maestros, que están listos para enseñar a cualquier nuevo estudiante. Sabemos que el aislamiento social genera efectos negativos en las personas, nadie puede negarlo, pero las artes marciales están mostrando un camino distinto, un grano de arena a través del cual lograr un bienestar personal. Al fin y al cabo, seguir evolucionando como seres humanos no es imposible.

Links de las notas completas realizadas a los maestros:

Sifu Abrahín López – Wing Chung

Sensei Walter Retein – Karate

Sensei Diego Brasich – Aikido