LA CAIDA EN LOS PRECIOS DE LAS PROPIEDADES

A la depreciación que viene soportando el mercado inmobiliario desde hace casi un lustro, la crisis sanitaria provocada por la pandemia del Covid 19 Coronavirus, no sólo agrega lo dramático de la situación de innumerables familias argentinas, sino que, además, instala la idea de que el tsunami también será económico.

Desde hace varios años, la propiedad inmueble, refugio natural de la inversión financiera, fue perdiendo el valor dolarizado que tuvo en su momento, hasta llegar a los extremos de depreciación actuales que, según los datos que aportan nuestros profesionales, hoy se desmoronaron entre un 30% y 35%, cuanto menos.

Los propietarios que desean hacerse de capital contante y sonante, saben que deberán bajar sus pretensiones, si es que, como dicen los asesores financieros a sus clientes, “que se desprendan de los activos, y que busquen renta en otro lado”.

Es sabido, que el inversor inmobiliario existirá en la medida que la renta sea atractiva y sostenida en el tiempo. De lo contrario, emigrará hacia otras especies que sean más rentables o más seguras. Hoy, la inversión inmobiliaria no parece ofrecer ninguna de las dos cosas. Principalmente, porque la utilidad (renta) es directamente proporcional al capital invertido, cosa que hoy se ha transformado en una ecuación inversa: altísimo costo, bajísima rentabilidad. Y la otra cuestión, es que, aunque invertir en ladrillos ofrezca buena rentabilidad a largo plazo, el Estado ha hecho a la inversión inmobiliaria sumamente volátil: alta carga impositiva, a las ganancias, a la riqueza, a los bienes personales, nuevos corralitos, crédito casi nuloy alta inflación; todo metido en un combo que terminó destrozando al mercado inmobiliario.

El final será un “suma cero”, donde todos habrán perdido algo de lo que tenían. El vendedor de un inmueble deberá tomar una decisión: esperar que pase el tsunami o valuar sensatamente su propiedad.

Roberto Belmonte